lunes, 11 de octubre de 2010

17/10/2010 - 29º domingo Tiempo ordinario (C)

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17 de octubre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

29º Tiempo ordinario (C)


Para leer, completas, todas las homilias de José Antonio Pagola para este domingo haz "clic" sobre el título del domingo, o "cliclea" sobre Ciclo C en el menu superior.
Lee tambien el documento "La hora de los laicos".

EVANGELIO

Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,1-8

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
- Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario»; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara».
Y el Señor añadió:
- Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

HOMILIA

2009-2010 -
17 de octubre de 2010


EL CLAMOR DE LOS QUE SUFREN

La parábola de la viuda y el juez sin escrúpulos es, como tantos otros, un relato abierto que puede suscitar en los oyentes diferentes resonancias. Según Lucas, es una llamada a orar sin desanimarse, pero es también una invitación a confiar que Dios hará justicia a quienes le gritan día y noche. ¿Qué resonancia puede tener hoy en nosotros este relato dramático que nos recuerda a tantas víctimas abandonadas injustamente a su suerte?
En la tradición bíblica la viuda es símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada. Esta mujer no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimiento de nadie.
Lo que pide la mujer no es un capricho. Sólo reclama justicia. Ésta es su protesta repetida con firmeza ante el juez: «Hazme justicia». Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos: "Buscad el reino de Dios y su justicia"…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
21 de octubre de 2007


¿HASTA CUÁNDO VA A DURAR ESTO?

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos...?

La parábola es breve y se entiende bien. Ocupan la escena dos personajes que viven en la misma ciudad. Un juez al que le faltan dos actitudes consideradas básicas en Israel para ser humano. No teme a Dios y no le importan las personas. Es un hombre sordo a la voz de Dios e indiferente al sufrimiento de los oprimidos.
La viuda es una mujer sola, privada de un esposo que la proteja y sin apoyo social alguno. En la tradición bíblica estas viudas son, junto a los niños huérfanos y los extranjeros, el símbolo de las gentes más indefensas. Los más pobres de los pobres.
La mujer no puede hacer otra cosa sino presionar, moverse una y otra vez para reclamar sus derechos, sin resignarse a los abusos de su adversario…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
17 de octubre de 2004


DIOS NO ES IMPARCIAL

Hazme justicia frente a mis adversarios.

La parábola de Jesús refleja una situación bastante habitual en la Galilea de su tiempo. Un juez corrupto desprecia arrogante a una pobre viuda que pide justicia. El caso de la mujer parece desesperado pues no tiene a ningún varón que la defienda. Ella, sin embargo, lejos de resignarse, sigue gritando sus derechos. Sólo al final, molesto por tanta insistencia, el juez termina por escucharla.
Lucas presenta el relato como una exhortación a orar sin «desanimarse», pero la parábola encierra un mensaje previo, muy querido a Jesús. Este juez es la «anti-metáfora» de Dios cuya justicia consiste precisamente en escuchar a los pobres más vulnerables.
El símbolo de la justicia en el mundo grecorromano es una mujer que, con los ojos vendados, imparte un veredicto supuestamente «imparcial»…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
21 de octubre de 2001


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
18 de octubre de 1998


SIN DESANIMARSE

Orar siempre sin desanimarse.

Una de las experiencias más desalentadoras para el creyente es comprobar, una y otra vez, que Dios no escucha nuestras súplicas. De nada sirven las explicaciones piadosas. A Dios no parecen conmoverle nuestros sufrimientos. No es extraño que esta sensación de indiferencia y abandono por parte de Dios lleve a más de uno al desengaño, la irritación o la incredulidad.
Hemos orado a Dios, y no nos ha respondido. Le hemos gritado, y ha permanecido mudo. Hemos llorado ante Él, y no ha servido de nada. Nadie ha venido a secar nuestras lágrimas y aliviar nuestra pena. ¿Cómo vamos a creer que es el Dios de la justicia y el Padre de las misericordias? ¿Cómo vamos a creer simplemente que existe y cuida de nosotros?
Pero no es sólo mi dolor personal y mi pena. Desde el comienzo del mundo hay sufrimientos que aguardan una respuesta…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
22 de octubre de 1995


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
18 de octubre de 1992


APRENDER A ORAR

Cómo tenían que orar.

Se ha dicho que «el problema pastoral más urgente de nuestro tiempo es cómo enseñar a orar a nuestro pueblo» (T. Dicken). Es cierto que si el corazón no se abre a Dios, ninguna pedagogía nos podrá enseñar a orar, pero también es verdad que el creyente necesita normalmente una orientación que le ayude a caminar al encuentro con Dios. Sin embargo, bastantes personas que desean hoy aprender a orar no saben dónde hacerlo.
En bastantes parroquias se trabaja mucho en los diversos campos de la acción pastoral, pero, por lo general, es muy poco e insuficiente lo que se hace para enseñar a los creyentes a orar. Incluso, los mismos que colaboran en ese trabajo pastoral lo hacen, a veces, privados de verdadero alimento para su vida interior.
De esa manera, desbordados por la actividad y cogidos en la rueda de los compromisos, reuniones y tareas diversas, corren el riesgo de convertirse poco a poco en funcionarios más que en testigos de una fe viva….

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
22 de octubre de 1989


CONFIAR

Orar siempre sin desanimarse.

Las encuestas y sondeos de opinión revelan que en el hombre contemporáneo está creciendo la desconfianza ante los demás, ante el entorno y ante la vida en general.
Al parecer, el aislamiento, la competitividad y el carácter complejo de la vida moderna están produciendo un hombre lleno de suspicacia y recelo.
Las personas se sienten inclinadas a encerrarse en un «realismo chato», en actitud casi siempre defensiva y cautelosa, sin confiar apenas en nada ni en nadie.
Sin embargo, pese a su apariencia de realismo docto y sensato, la desconfianza no ayuda a vivir de manera plena y creativa.
Al contrario, la persona necesita confiar para crecer y enfrentarse a la vida…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
19 de octubre de 1986


LA ORACION DE LA MAYORIA

Dar siempre sin desanimarse

Son bastantes los hombres y mujeres que se inician hoy de nuevo en el arte de la meditación y se esfuerzan por recuperar el silencio interior.
Numerosos los estudios que nos invitan a descubrir caminos nuevos de contemplación y métodos de concentración y purificación interior.
Es gozoso ver todo este esfuerzo y hay que alentarlo decididamente en nuestras comunidades creyentes. Pero, la inmensa mayoría de los cristianos sencillos no podrán nunca saborear esta oración cuidada, profunda y purificada.
Por eso, es bueno ver que Jesús, para invitarnos a «orar siempre sin desanimarse», pone el ejemplo de una mujer- sencilla y en apuros que insiste en su petición hasta lograr con su terquedad lo que desea…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
16 de octubre de 1983


¿PARA QUE SIRVE REZAR?

Orar siempre sin desanimarse.

Sin duda, son muchos los factores que han provocado la desvalorización de la oración en nuestra sociedad. No es algo casual que el hombre moderno haya ido perdiendo su capacidad de invocar a Dios y dialogar sinceramente con Aquél que es la fuente de nuestro ser y nuestro vivir.
En una sociedad donde se acepta como criterio casi único de valoración la eficacia, el rendimiento y la producción, no es extraño que surja la pregunta por la utilidad y la eficacia de la oración. ¿Para qué sirve rezar? Esta es casi la única pregunta del hombre moderno cuando piensa en la oración.
Se diría que entendemos la oración como un medio más, un instrumento para lograr unos objetivos determinados….

José Antonio Pagola


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