viernes, 29 de octubre de 2010

02/11/2010 - Conmemoración de todos los difuntos (C)

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2 de noviembre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

Conmemoración de todos los difuntos (C)


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EVANGELIO

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.

Lectura del santo evangelio según san Juan 14,1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
- Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
- Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

HOMILIA

NO A LA MUERTE.

Yo soy la resurrección y la vida.

Lo que nosotros llamamos muerte, no es sino terminar de morir. El último instante en que se apaga la vida biológica. En realidad, tardamos en morir veinte, cuarenta o setenta y cinco años. Desde que nacemos estamos ya muriendo. La muerte no es algo que nos llega desde fuera, al final de nuestra vida. La muerte comienza cuando nacemos.
Nos vamos muriendo segundo a segundo y minuto a minuto, gastando de manera irreversible la energía vital que poseemos. Los hombres somos mortales no porque al término de nuestra vida hay un final, sino porque constantemente nuestra vida se va vaciando, se va desgastando y va «muriendo».
Pero la muerte no es problema sólo del individuo humano. La muerte está presente dentro de toda vida, envolviendo con sus brazos poderosos a todo viviente. Se puede afirmar que todo lo que vive está ya camino de la muerte.
Los animales que corren, vuelan y se agitan por la tierra entera, la vegetación multicolor que cubre nuestro planeta, la vida que se puede encerrar en el universo entero, camina hacia la muerte.
Pero hay que decir todavía algo más. Lo que construyen los vivientes, sus organizaciones, sus grandes sistemas, sus revoluciones, logros y conquistas están abocados también a morir un día.
Y sin embargo, desde el fondo de la vida, de toda vida, nace una protesta. Ningún viviente quiere morir. Y esta protesta se convierte en el hombre en un grito consciente de angustia y de impotencia que refleja y resume el deseo profundo de toda la creación.
Los cristianos creemos que este anhelo por la vida ha sido escuchado por Dios. Jesucristo muerto por los hombres, pero resucitado por Dios, es el signo y la garantía de que Dios ha recogido nuestro grito y quiere encaminarlo todo hacia la plenitud de la vida.
Por eso dentro de esta vida mortal, el creyente es un hombre que afirma la vida y rechaza la muerte. Defiende y promueve todo lo que conduce a la vida, y condena y lucha contra todo lo que nos lleva a la destrucción y la muerte.
Dios ha dicho no a la muerte. La actitud cristiana de defensa de la vida en todos los frentes (aborto eutanasia muertes violentas, opresión destructora...) nace de esa fe en un Dios «amigo de la vida» que en Jesucristo resucitado nos descubre su voluntad de liberarnos definitivamente de la muerte.

José Antonio Pagola

HOMILIA

EN LAS MANOS DE DIOS

En la casa de mi Padre hay muchas moradas.

El hombre contemporáneo no sabe qué hacer con la muerte. Lo único que se le ocurre es ignorarla y no hablar de ella. Olvidar cuanto antes ese triste suceso y volver de nuevo al vértigo de la vida.
Pero, tarde o temprano, la muerte va visitando nuestros hogares arrancándonos nuestros seres más queridos. ¿Cómo reaccionar entonces ante esa muerte que nos arrebata para siempre a nuestra madre? ¿Qué actitud adoptar ante la agonía de ese esposo que nos dice su último adiós? ¿Qué hacer ante el vacío que van dejando en nuestra vida tantos amigos y personas queridas?
La muerte es una puerta que traspasa cada hombre o mujer en solitario. Una vez cerrada la puerta, el muerto se nos oculta para siempre. No sabemos qué ha sido de él. Ese ser tan querido y cercano se nos pierde ahora en e1 misterio insondable de Dios. ¿Cómo relacionarnos con él?
La liturgia cristiana nos revela cuál es la actitud de los creyentes ante la muerte de nuestros amigos y hermanos.
La Iglesia no se limita a asistir pasivamente al hecho de la muerte ni tan sólo a consolar a los que quedamos aquí llorando a nuestros seres queridos. Su reacción espontánea es de solidaridad fraterna hacia el difunto.
La comunidad cristiana rodea al que muere, pide por él y le acompaña con su amor y su plegaria en ese misterioso encuentro con Dios.
Ni una palabra de desolación o de rebelión, de vacío o duda. En el centro de toda la liturgia por los difuntos, sólo una oración de confianza: «En tus manos, Padre de bondad, encomendamos el alma de nuestro hermano”.
Es como si dijéramos a ese ser querido que se nos ha muerto: «Te seguimos queriendo, pero tú te vas y tu partida nos entristece. Sin embargo, sabemos que te dejamos en mejores manos. Esas manos de Dios son un lugar más seguro que todo lo que nosotros te podemos ofrecer ahora. Dios te quiere como nosotros no hemos sabido quererte. En El te dejamos confiados”.
Esta confianza que llena el corazón de los-creyentes de paz y esperanza ante la muerte de nuestros seres queridos no es un sentimiento arbitrario, sino que nace de nuestra fe en Jesucristo resucitado: «Recuerda a tu hijo a quien has llamado de este mundo a tu presencia. Concédele que así como ha compartido ya la muerte de Jesucristo, comparta también con él la gloria de la resurrección”.
Todo esto puede parecer inaceptable a muchos que se acercarán hoy al cementerio a depositar unas flores y recordar experiencias vividas aquí con sus seres queridos. Como decía K Rahner, hay cosas que sólo podemos vivir “si tenemos un corazón sabio y humilde y nos acostumbramos a ver lo que está sustraído a la mirada del superficial y del impaciente”.

José Antonio Pagola


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jueves, 28 de octubre de 2010

01/11/2010 - Todos los Santos (C)

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1 de noviembre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

Todos los Santos (C)


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EVANGELIO

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles:
- Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos,
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque ellos se llamarán «los hijos de Dios».
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

HOMILIA

CREER EN EL CIELO

Alegraos y regocijaos...

En esta fiesta cristiana de Todos los Santos, quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de mi fe en la vida eterna. Quienes conocen y siguen a Jesucristo me entenderán.
Creer en el cielo es para mí resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno de nosotros es sólo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos. Apoyándome en Jesús, intuyo, presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la creación y en el corazón da la humanidad.
Creer en el cielo es para mí rebelarme con todas mis fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que sólo han conocido en esta vida miseria, hambre, humillación y sufrimientos, quede enterrada para siempre en el olvido. Confiando en Jesús, creo en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podré ver a los que vienen en las pateras llegar a su verdadera patria.
Creer en el cielo es para mí acercarme con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión y la angustia, cansadas de vivir y de luchar. Siguiendo a Jesús, creo que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: Entra para siempre en el gozo de tu Señor.
No me resigno a que Dios sea para siempre un «Dios oculto», del que no podamos conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.
Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros.

José Antonio Pagola


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lunes, 25 de octubre de 2010

31/10/2010 - 31º domingo Tiempo ordinario (C)

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31 de octubre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

31º Tiempo ordinario (C)


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EVANGELIO

El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido

Lectura del santo evangelio según san Lucas 19,1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:
- Zaqueo, baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
Él bajó enseguida, y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
- Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor:
- Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Jesús le contestó:
- Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

HOMILIA

2009-2010 -
31 de octubre de 2010


¿PUEDO CAMBIAR?

Lucas narra el episodio de Zaqueo para que sus lectores descubran mejor lo que pueden esperar de Jesús: el Señor al que invocan y siguen en las comunidades cristianas «ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». No lo han de olvidar.
Al mismo tiempo, su relato de la actuación de Zaqueo ayuda a responder a la pregunta que no pocos llevan en su interior: ¿Todavía puedo cambiar? ¿No es ya demasiado tarde para rehacer una vida que, en buena parte, la he echado a perder? ¿Qué pasos puedo dar?
Zaqueo viene descrito con dos rasgos que definen con precisión su vida. Es «jefe de publicanos» y es «rico». En Jericó todos saben que es un pecador. Un hombre que no sirve a Dios sino al dinero. Su vida, como tantas otras, es poco humana.
Sin embargo, Zaqueo «busca ver a Jesús». No es mera curiosidad. Quiere saber quién es, qué se encierra en este Profeta que tanto atrae a la gente…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
4 de noviembre de 2007


JESÚS AMA A LOS RICOS

Hoy mismo tengo que alojarme en tu casa.

El encuentro de Jesús con el rico Zaqueo es un relato conocido. La escena ha sido muy trabajada por Lucas, preocupado tal vez por la dificultad que encontraban algunas familias ricas para integrarse en las primeras comunidades cristianas.
Zaqueo es un rico bien conocido en Jericó. Pequeño de estatura, pero poderoso jefe de los recaudadores que controlan el paso de mercancías en una importante encrucijada de caminos. No es un hombre querido. La gente lo considera un pecador, excluido del pueblo creyente. Vive explotando a los demás. No es hijo de Abraham.
Sin embargo, este hombre quiere ver quién es Jesús…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
31 de octubre de 2004


ACOGER

Zaqueo... hoy tengo que alojarme en tu casa.

No se puede comunicar de cualquier manera la Buena Noticia de Dios. Jesús lo hacía con un estilo inconfundible. La escena de Jericó es un claro ejemplo. En la ciudad vive Zaqueo, un hombre al que todos juzgan sin piedad: es un pecador. Para Jesús es sencillamente una persona que anda «perdida». Precisamente por eso lo busca con su mirada, le llama por su nombre y le ofrece su amistad personal: comerá en su casa, le escuchará, podrán dialogar. Acogido, respetado y comprendido por Jesús, aquel hombre decide reorientar su vida.
La actuación de Jesús es sorprendente. Nadie veía en él al representante de la Ley, sino al profeta compasivo que acogía a todos con el amor entrañable del mismo Dios. No parecía preocupado por la moral sino por el sufrimiento concreto de cada persona…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
4 de noviembre de 2001


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
1 de noviembre de 1998


SALVAR LO QUE SE PIERDE

Salvar lo que estaba perdido.

Es conocido el ensayo de G. Lipovetsky sobre los cambios que se han producido en los códigos de moralidad durante la segunda mitad de este siglo. El título no puede ser más clarificador: «El crepúsculo del deber» (Ed. Anagrama, Barcelona 1994). Audaz y discutible como casi todos sus trabajos, su análisis arroja, sin embargo, no poca luz sobre esta época que el pensador francés no duda en calificar de «postmoral».
Según Lipovetsky la civilización del bienestar ha enterrado la moral del deber. Hemos engendrado una cultura en que la felicidad predomina sobre el mandato moral, la búsqueda del placer desbanca a la disciplina personal, la seducción difumina el sentido de la obligación, el deseo lejos de ser controlado, es exacerbado y disculpado.
El «deber» sólo puede ser expresado en tono menor. Lo que está vigente es la «tentación» en forma de spots y mensajes eufóricos y sensualistas. Los principios y la dignidad moral ceden ante la excitación del disfrute y la fiebre por la autonomía individual…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
5 de noviembre de 1995


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
1 de noviembre de 1992


LOS NUEVOS POBRES

Le restituiré cuatro veces más.

Siempre se han visto mendigos y vagabundos en nuestros pueblos. Gentes desarraigadas que no quieren someterse a la convivencia social ordinaria. Hombres sin entorno familiar, maltratados de diversas maneras por la vida.
Pero hoy en día estamos asistiendo a un fenómeno totalmente diferente y paradójico. En una sociedad cada vez más rica están aumentando de manera notable «los nuevos pobres», como consecuencia, precisamente, del proceso de enriquecimiento de los demás.
El desarrollo tecnológico va descolgando aquí y allí a quienes no tienen sitio en la nueva sociedad. Obreros, en otro tiempo cualificados, pasan a ser trabajadores eventuales, después simples parados, más tarde quedan condenados al paro perpetuo.
La primera reacción del parado es casi siempre de desconcierto. Amigos y conocidos conservan su empleo, ganan cada vez más dinero y trabajan menos. Todo parece irles bien….

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
5 de noviembre de 1989


ENFERMEDAD DEL DINERO

Restituiré.

Cada vez es más fácil observar entre nosotros síntomas de lo que algunos llaman ya “la enfermedad del dinero”.
Poco a poco las noticias económicas han saltado al primer plano de los medios de comunicación. Todos hemos tenido que aprender más o menos lo que es una fusión bancaria o una OPA.
Por algún tiempo, artistas, cantantes y demás ídolos de costumbre han dejado paso en las páginas de las revistas y periódicos a los famosos de la banca y el dinero, los hombres que manejan miles de millones.
No es que antes no hubiera grandes fortunas. Lo nuevo es que estas personas salen ahora de la sombra y atraen las miradas y los deseos de muchas gentes…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
2 de noviembre de 1986


BAJOS DE ESTATURA

Porque era bajo de estatura.

Pocos serán hoy los que discutan teóricamente la afirmación de S. Freud que considera que la persona que no ha superada la fase «analerótica» y continúa preocupada exclusivamente por «tener» y «poseer», es neurótica.
Sin embargo, son innumerables los que dirigen sus principales energías a tener, acumular y ostentar. A esto se reduce su vida. A tener un nombre, una posición social, una buena imagen, un hogar confortable, una cuenta corriente envidiable, un bienestar seguro.
Empujados por su obsesión de «poseer», tienden a extender su necesidad de propiedad a todos los ámbitos de la vida. «Tienen» unos conocimientos, «poseen» buenas relaciones, «adquieren» nuevas amistades, «logran» éxitos y hasta se sienten «dueños» de su esposa y sus hijos…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
30 de octubre de 1983


LA SALVACION DEL RICO

La mitad de los bienes, Señor, se la doy a los pobres.

Son bastantes los cristianos de posición acomodada que se sienten molestos por esta «moda» que ha entrado en la Iglesia, de hablar tanto de los pobres.
No entienden que el evangelio pueda ser buena noticia sólo para ellos. Y por lo tanto, sólo pueda ser escuchado por los ricos como amenaza para sus intereses y como interpelación de su riqueza.
Les parece que todo esto no es sino demagogia barata, ideologización ilegítima del evangelio y, en definitiva, «hacer política de izquierdas».
Porque vamos a ver: ¿no se acercaba Jesús a todos por igual?, ¿no acogía a pobres y a ricos con el mismo amor?, ¿no ofreció a todos la salvación?...

José Antonio Pagola


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lunes, 18 de octubre de 2010

24/10/2010 - 30º domingo Tiempo ordinario (C)

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24 de octubre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

30º Tiempo ordinario (C)


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EVANGELIO

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,9-14

En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
- Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: «¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

HOMILIA

2009-2010 -
24 de octubre de 2010


LA POSTURA JUSTA

Según Lucas, Jesús dirige la parábola del fariseo y el publicano a algunos que presumen de ser justos ante Dios y desprecian a los demás. Los dos protagonistas que suben al templo a orar representan dos actitudes religiosas contrapuestas e irreconciliables. Pero, ¿cuál es la postura justa y acertada ante Dios? Ésta es la pregunta de fondo.
El fariseo es un observante escrupuloso de la ley y un practicante fiel de su religión. Se siente seguro en el templo. Ora de pie y con la cabeza erguida. Su oración es la más hermosa: una plegaria de alabanza y acción de gracias a Dios. Pero no le da gracias por su grandeza, su bondad o misericordia, sino por lo bueno y grande que es él mismo.
En seguida se observa algo falso en esta oración. Más que orar, este hombre se contempla a sí mismo...

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
28 de octubre de 2007


CONTRA LA ILUSIÓN DE INOCENCIA

Yo no soy como los demás.

La parábola de Jesús es conocida. Un fariseo y un recaudador de impuestos suben al templo a orar. Los dos comienzan su plegaria con la misma invocación: Oh Dios. Sin embargo, el contenido de su oración y, sobre todo, su manera de vivir ante ese Dios es muy diferente.
Desde el comienzo, Lucas nos ofrece su clave de lectura. Según él, Jesús pronunció esta parábola pensando en esas personas que, convencidas de ser justas, dan por descontado que su vida agrada a Dios y se pasan los días condenando a los demás.
El fariseo ora «erguido». Se siente seguro ante Dios. Cumple todo lo que pide la ley mosaica y más. Todo lo hace bien. Le habla a Dios de sus «ayunos» y del pago de los «diezmos», pero no le dice nada de sus obras de caridad y de su compasión hacia los últimos. Le basta su vida religiosa.
Este hombre vive envuelto en la «ilusión de inocencia total»: yo no soy como los demás…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
24 de octubre de 2004


DESCONCERTANTE

Éste bajó justificado y aquél no.

Fue una de las parábolas más desconcertantes de Jesús. Un piadoso fariseo y un recaudador de impuestos deshonesto suben al templo a orar. ¿Cómo reaccionará Dios ante dos personas de vida moral y religiosa tan diferente y opuesta?
El fariseo ora de pie, seguro y sin temor alguno. Su conciencia no le acusa de nada. No es hipócrita. Lo que dice es verdad. Cumple fielmente la ley e incluso la sobrepasa. No se atribuye a sí mismo mérito alguno, sino que todo lo agradece a Dios: «Oh Dios, te doy gracias». Si este hombre no es santo, ¿quién va a ser? Seguro que puede contar con la bendición de Dios.
El recaudador se retira a un rincón. No se siente cómodo en aquel lugar santo. No es su sitio. Ni siquiera se atreve a levantar sus ojos del suelo. Se golpea el pecho y reconoce su pecado. No promete nada. No puede dejar su trabajo ni devolver lo que ha robado. No puede cambiar de vida. Sólo le queda abandonarse a la misericordia de Dios…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
28 de octubre de 2001


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
25 de octubre de 1998


RECUPERAR LA ORACIÓN

Oh Dios, ten compasión de este pecador.

¿Qué puede hacer una persona que ha vivido de prácticas religiosas y quiere ahora comunicarse con Dios de manera más viva, sin limitarse a «rezar sus oraciones»? ¿Qué puede hacer quien lleva algún tiempo alejado de todo, pero comienza a sentir la inquietud por Dios? ¿Es posible recuperar la oración?
El primer paso es el deseo de encontrarse con Dios. Un deseo débil y tal vez impreciso. O un deseo poderoso y fuerte. Poco importa. Si la persona siente ese deseo en su interior, ya está orando….

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
29 de octubre de 1995


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
25 de octubre de 1992


DEMAGOGIA

… Seguros de sí mismos, despreciaban a los demás.

No son pocos los observadores que detectan en la actual sociedad un crecimiento o agudización de la demagogia, no sólo en la actividad política, sino en todos los ámbitos de la vida pública. La razón es sencilla. Hoy sólo tiene fuerza social aquello que se transmite al pueblo a través de los grandes medios de comunicación.
La palabra emitida a todos los ambientes, la imagen televisiva introducida en los hogares, la propaganda impregnando todo el espacio social son los grandes instrumentos que van configurando las convicciones y el sentir de la sociedad.
Entonces, es normal que los políticos se esfuercen por utilizar toda clase de medios a su alcance para invadir todos los espacios de la vida y tratar de convencer a los ciudadanos de su propio mensaje…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
29 de octubre de 1989


UNA ALEGRIA OLVIDADA

Oh Dios, ten compasión de este pecador.

Nadie quiere oír hablar de sus pecados. Parece indigno de un hombre moderno tener que responder de sus culpas ante alguien.
Lo más progresista es superar tiempos pasados en que todavía sentíamos «el peso del pecado”. Suprimir en nosotros toda experiencia de culpa. Olvidar aquello que puede perturbar nuestra conciencia.
Probablemente no anda muy descaminado Jean Lacroix cuando dice que «el ateísmo contemporáneo no es más que el rechazo de la culpabilidad”…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
26 de octubre de 1986


SIN DESESPERAR

ten compasión de este pecador.

Es difícil describir la inmensa tristeza, la impotencia, la vergüenza y el dolor que vivimos estos días la inmensa mayoría del pueblo vasco.
Condenas, repulsas, comunicados de toda clase se amontonan en las páginas de los diarios ante la escalada absurda de violencia y el desprecio de la vida tan fácilmente asesinada.
Todo el mundo parecer querer buscar la palabra más dura, la condena más tajante que le distancie sin ambigüedades de hechos tan execrables.
Quizás, todos deberíamos callar un poco más y preguntarnos en silencio a nosotros mismos por la parte de «terrorismo cotidiano», violencia y agresividad que aportamos día a día a nuestra sociedad….

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
23 de octubre de 1983


FARISEOS DE HOY

Teniéndose por justos...
despreciaban a los demás.


Hoy nadie quiere ser llamado fariseo, y con razón. Pero esto no prueba, desgraciadamente, que los fariseos hayan desaparecido. Al contrario, si la parábola del fariseo y el publicano fue dirigida a «quienes teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás», quizás el auditorio ha crecido.
El fariseo de ayer y de hoy es esencialmente el mismo. Un hombre satisfecho de sí mismo y seguro de su valer. Un hombre que se cree siempre con la razón. Posee en exclusiva la verdad, y se sirve de ella para juzgar y condenar a los demás…

José Antonio Pagola


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lunes, 11 de octubre de 2010

17/10/2010 - 29º domingo Tiempo ordinario (C)

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17 de octubre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

29º Tiempo ordinario (C)


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EVANGELIO

Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 18,1-8

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
- Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario»; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara».
Y el Señor añadió:
- Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

HOMILIA

2009-2010 -
17 de octubre de 2010


EL CLAMOR DE LOS QUE SUFREN

La parábola de la viuda y el juez sin escrúpulos es, como tantos otros, un relato abierto que puede suscitar en los oyentes diferentes resonancias. Según Lucas, es una llamada a orar sin desanimarse, pero es también una invitación a confiar que Dios hará justicia a quienes le gritan día y noche. ¿Qué resonancia puede tener hoy en nosotros este relato dramático que nos recuerda a tantas víctimas abandonadas injustamente a su suerte?
En la tradición bíblica la viuda es símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada. Esta mujer no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimiento de nadie.
Lo que pide la mujer no es un capricho. Sólo reclama justicia. Ésta es su protesta repetida con firmeza ante el juez: «Hazme justicia». Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos: "Buscad el reino de Dios y su justicia"…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
21 de octubre de 2007


¿HASTA CUÁNDO VA A DURAR ESTO?

Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos...?

La parábola es breve y se entiende bien. Ocupan la escena dos personajes que viven en la misma ciudad. Un juez al que le faltan dos actitudes consideradas básicas en Israel para ser humano. No teme a Dios y no le importan las personas. Es un hombre sordo a la voz de Dios e indiferente al sufrimiento de los oprimidos.
La viuda es una mujer sola, privada de un esposo que la proteja y sin apoyo social alguno. En la tradición bíblica estas viudas son, junto a los niños huérfanos y los extranjeros, el símbolo de las gentes más indefensas. Los más pobres de los pobres.
La mujer no puede hacer otra cosa sino presionar, moverse una y otra vez para reclamar sus derechos, sin resignarse a los abusos de su adversario…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
17 de octubre de 2004


DIOS NO ES IMPARCIAL

Hazme justicia frente a mis adversarios.

La parábola de Jesús refleja una situación bastante habitual en la Galilea de su tiempo. Un juez corrupto desprecia arrogante a una pobre viuda que pide justicia. El caso de la mujer parece desesperado pues no tiene a ningún varón que la defienda. Ella, sin embargo, lejos de resignarse, sigue gritando sus derechos. Sólo al final, molesto por tanta insistencia, el juez termina por escucharla.
Lucas presenta el relato como una exhortación a orar sin «desanimarse», pero la parábola encierra un mensaje previo, muy querido a Jesús. Este juez es la «anti-metáfora» de Dios cuya justicia consiste precisamente en escuchar a los pobres más vulnerables.
El símbolo de la justicia en el mundo grecorromano es una mujer que, con los ojos vendados, imparte un veredicto supuestamente «imparcial»…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
21 de octubre de 2001


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
18 de octubre de 1998


SIN DESANIMARSE

Orar siempre sin desanimarse.

Una de las experiencias más desalentadoras para el creyente es comprobar, una y otra vez, que Dios no escucha nuestras súplicas. De nada sirven las explicaciones piadosas. A Dios no parecen conmoverle nuestros sufrimientos. No es extraño que esta sensación de indiferencia y abandono por parte de Dios lleve a más de uno al desengaño, la irritación o la incredulidad.
Hemos orado a Dios, y no nos ha respondido. Le hemos gritado, y ha permanecido mudo. Hemos llorado ante Él, y no ha servido de nada. Nadie ha venido a secar nuestras lágrimas y aliviar nuestra pena. ¿Cómo vamos a creer que es el Dios de la justicia y el Padre de las misericordias? ¿Cómo vamos a creer simplemente que existe y cuida de nosotros?
Pero no es sólo mi dolor personal y mi pena. Desde el comienzo del mundo hay sufrimientos que aguardan una respuesta…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
22 de octubre de 1995


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
18 de octubre de 1992


APRENDER A ORAR

Cómo tenían que orar.

Se ha dicho que «el problema pastoral más urgente de nuestro tiempo es cómo enseñar a orar a nuestro pueblo» (T. Dicken). Es cierto que si el corazón no se abre a Dios, ninguna pedagogía nos podrá enseñar a orar, pero también es verdad que el creyente necesita normalmente una orientación que le ayude a caminar al encuentro con Dios. Sin embargo, bastantes personas que desean hoy aprender a orar no saben dónde hacerlo.
En bastantes parroquias se trabaja mucho en los diversos campos de la acción pastoral, pero, por lo general, es muy poco e insuficiente lo que se hace para enseñar a los creyentes a orar. Incluso, los mismos que colaboran en ese trabajo pastoral lo hacen, a veces, privados de verdadero alimento para su vida interior.
De esa manera, desbordados por la actividad y cogidos en la rueda de los compromisos, reuniones y tareas diversas, corren el riesgo de convertirse poco a poco en funcionarios más que en testigos de una fe viva….

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
22 de octubre de 1989


CONFIAR

Orar siempre sin desanimarse.

Las encuestas y sondeos de opinión revelan que en el hombre contemporáneo está creciendo la desconfianza ante los demás, ante el entorno y ante la vida en general.
Al parecer, el aislamiento, la competitividad y el carácter complejo de la vida moderna están produciendo un hombre lleno de suspicacia y recelo.
Las personas se sienten inclinadas a encerrarse en un «realismo chato», en actitud casi siempre defensiva y cautelosa, sin confiar apenas en nada ni en nadie.
Sin embargo, pese a su apariencia de realismo docto y sensato, la desconfianza no ayuda a vivir de manera plena y creativa.
Al contrario, la persona necesita confiar para crecer y enfrentarse a la vida…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
19 de octubre de 1986


LA ORACION DE LA MAYORIA

Dar siempre sin desanimarse

Son bastantes los hombres y mujeres que se inician hoy de nuevo en el arte de la meditación y se esfuerzan por recuperar el silencio interior.
Numerosos los estudios que nos invitan a descubrir caminos nuevos de contemplación y métodos de concentración y purificación interior.
Es gozoso ver todo este esfuerzo y hay que alentarlo decididamente en nuestras comunidades creyentes. Pero, la inmensa mayoría de los cristianos sencillos no podrán nunca saborear esta oración cuidada, profunda y purificada.
Por eso, es bueno ver que Jesús, para invitarnos a «orar siempre sin desanimarse», pone el ejemplo de una mujer- sencilla y en apuros que insiste en su petición hasta lograr con su terquedad lo que desea…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
16 de octubre de 1983


¿PARA QUE SIRVE REZAR?

Orar siempre sin desanimarse.

Sin duda, son muchos los factores que han provocado la desvalorización de la oración en nuestra sociedad. No es algo casual que el hombre moderno haya ido perdiendo su capacidad de invocar a Dios y dialogar sinceramente con Aquél que es la fuente de nuestro ser y nuestro vivir.
En una sociedad donde se acepta como criterio casi único de valoración la eficacia, el rendimiento y la producción, no es extraño que surja la pregunta por la utilidad y la eficacia de la oración. ¿Para qué sirve rezar? Esta es casi la única pregunta del hombre moderno cuando piensa en la oración.
Se diría que entendemos la oración como un medio más, un instrumento para lograr unos objetivos determinados….

José Antonio Pagola


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lunes, 4 de octubre de 2010

10/10/2010 - 28º domingo Tiempo ordinario (C)

Inicio ..... Ciclo A ..... Ciclo B ..... Ciclo C ..... Euskera

10 de octubre de 2010

Homilias de José Antonio Pagola

28º Tiempo ordinario (C)


Para leer, completas, todas las homilias de José Antonio Pagola para este domingo haz "clic" sobre el título del domingo, o "cliclea" sobre Ciclo C en el menu superior.
Lee tambien el documento "La hora de los laicos".

EVANGELIO

Se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,11-19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
- Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Al verlos, les dijo:
- Id a presentaros a los sacerdotes.
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
- ¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?
Y le dijo:
- Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

HOMILIA

2009-2010 -
10 de octubre de 2010


CURACIÓN

El episodio es conocido. Jesús cura a diez leprosos enviándolos a los sacerdotes para que les autoricen a volver sanos a sus familias. El relato podía haber terminado aquí. Al evangelista, sin embargo, le interesa destacar la reacción de uno de ellos.
Una vez curados, los leprosos desaparecen de escena. Nada sabemos de ellos. Parece como si nada se hubiera producido en sus vidas. Sin embargo, uno de ellos «ve que está curado» y comprende que algo grande se le ha regalado: Dios está en el origen de aquella curación. Entusiasmado, vuelve «alabando a Dios a grandes gritos» y «dando gracias a Jesús».
Por lo general, los comentaristas interpretan su reacción en clave de agradecimiento: los nueve son unos desagradecidos; sólo el que ha vuelto sabe agradecer. Ciertamente es lo que parece sugerir el relato. Sin embargo, Jesús no habla de agradecimiento. Dice que el samaritano ha vuelto «para dar gloria a Dios». Y dar gloria a Dios es mucho más que decir gracias.
Dentro de la pequeña historia de cada persona, probada por enfermedades, dolencias y aflicciones, la curación es una experiencia privilegiada para dar gloria a Dios como Salvador de nuestro ser...

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
14 de octubre de 2007


VOLVER A JESÚS DANDO GRACIAS

Los otros nueve, ¿dónde están?

Diez leprosos vienen al encuentro de Jesús. La ley les prohíbe entrar en contacto con él. Por eso, se paran a lo lejos y desde allí le piden la compasión que no encuentran en aquella sociedad que los margina: Ten compasión de nosotros.
Al verlos allí, lejos, solos y marginados, pidiendo un gesto de compasión, Jesús no espera a nada. Dios los quiere ver conviviendo con todos: Id a presentaros a los sacerdotes. Que los representantes de Dios os den autorización para volver a vuestros hogares. Mientras iban de camino quedaron limpios.
El relato podía haber terminado aquí. Pero al evangelista le interesa destacar la reacción de uno de ellos…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
10 de octubre de 2004


PARA SER HUMANOS

Vinieron a su encuentro diez leprosos.

No siempre somos conscientes, pero vivimos cautivos de una red invisible de barreras y prejuicios tan profundamente interiorizados e institucionalizados que forman parte de nuestro ser. Nos creemos libres, pero ellos nos dictan a quién amar y a quién rechazar, con quién andar y a quién evitar.
Cada uno habita en un «territorio» bien delimitado. Pertenece a una raza, es de un color y un sexo, tiene una patria, practica una religión. Y es tal nuestra necesidad de seguridad que es difícil no considerar al otro como inferior. Nos parece lo más natural: mi raza es superior a otras, mi patria más noble, mi religión más digna que otras creencias.
El sentido de pertenencia es necesario para crecer como personas, pero puede aprisionarnos dentro de unos muros de ignorancia mutua, rechazo, exclusión e insolidaridad…

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
14 de octubre de 2001


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
11 de octubre de 1998


GRACIAS

Se volvió alabando a Dios.

Es una contradicción. Enseñamos a los niños a decir «gracias», al tiempo que les fabricamos un mundo donde apenas cabe esta palabra. Un mundo que funciona movido por el dinero, la obligación o el interés. Y es claro que, cuando todo se vende y se compra, queda poco sitio para la gratitud.
El mismo regalo se ha convertido muchas veces en «gesto social programado por los grandes almacenes donde se vende de todo menos gratuidad» (J.A. García-Monge). Los verdaderos regalos, pequeños o grandes, nacen siempre allí donde hay amor sincero entre las personas, más allá de lo establecido y de lo obligatorio.
No es extraño que en un mundo así «dar gracias» se haya convertido para bastantes en un mero signo de educación…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
15 de octubre de 1995


Título

(No se encuentra)

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
11 de octubre de 1992


AGRADECER

Se volvió alabando a Dios.

La gratitud es un sentimiento profundamente arraigado en el ser humano. Desde muy pequeños nos enseñan a dar gracias, pues el agradecimiento es la actitud más noble ante lo que vamos recibiendo en la vida. Pocas cosas hay más humillantes que llamar a alguien con verdad «desagradecido».
Y, sin embargo, son muchos los creyentes que no saben vivir de manera agradecida. Sólo se acuerdan de Dios para expresarle sus quejas o pedir su auxilio en momentos de necesidad. Nunca nace de ellos el agradecimiento o la alabanza por lo bueno que hay en sus vidas.
Para agradecer, lo primero es saber captar lo positivo de la vida. No dejar de asombrarnos ante tanto bien…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
15 de octubre de 1989


¿MIEDO O ADMIRACION?

Se volvió alabando a Dios.

No es fácil describir los sentimientos y actitudes que pueden despertarse en nosotros cuando nos detenemos ante Dios. Pero, al menos, hay dos que condicionan de manera decisiva nuestra vivencia religiosa: el temor y la admiración.
Hay personas que ante Dios sienten, sobre todo, miedo. Dios se les presenta amenazador, temible y peligroso. Lo mejor que podemos hacer ante él es protegernos, actuar con cautela y precaución.
Este temor a Dios suscita una religión en la que lo importante es mantenerse puros ante él, no transgredir sus mandatos, expiar nuestras ofensas y cumplir estrictamente los deberes religiosos para sentirnos seguros ante sus posibles reacciones.
Hay creyentes, por el contrario, en los que Dios despierta, antes que nada, admiración. Lo perciben como alguien grande, fascinante, bueno. Se sienten atraídos por él, cautivados por su misterio y su grandeza…

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
12 de octubre de 1986


UNA VIDA AGRADECIDA

…para dar gloria a Dios.

Con frecuencia, los cristianos nos hemos preocupado más de las exigencias éticas de la fe que de revitalizar nuestra relación gozosa con Dios.
Por otra parte, hemos insistido en el cumplimiento y la práctica religiosa, pero no hemos aprendido a celebrar con emoción a Dios como fuente amorosa de la vida.
No es extraño que nos vean un rostro poco entusiasta. Así escribe E. Tierno Galván: «En estos momentos, el agnosticismo parece el único camino para devolver al hombre la seguridad y el entusiasmo, frente a tantos millones de cristianos decepcionados, para los que Dios.., es tan sólo un juguete roto».
¿ No necesitamos los creyentes redescubrir a Dios como Dios y aprender a vivir gozosamente en acción de gracias al Creador?
Nuestro instinto religioso está tan atrofiado y es tan grande nuestro temor a una religiosidad alienante, que esta misma pregunta levantará sospechas en más de uno: ¿Qué puede aportar eso a la construcción de una sociedad mejor? ¿Para qué sirve alabar al Creador cuando hay tantas cosas que hacer?...

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
9 de octubre de de 1983


SABER AGRADECER

Se echó a los, pies de Jesús, dándole gracias.

Es frecuente que en momentos de crisis y de cambio socio-cultural profundo, los hombres tendamos a subrayar lo negativo y nefasto, al mismo tiempo que olvidamos lo que de positivo y bueno hay en la historia de los pueblos.
Cuando una sociedad vive una transformación profunda del modelo cultural anterior y una sustitución rápida por otro radicalmente diferente, se produce generalmente un fenómeno que entre nosotros es fácil de detectar.
Por una parte, las nuevas generaciones no creen en el pasado. El cambio provoca una revisión de todas las instituciones sociales, educativas y religiosas, y un replanteamiento de las ideas, estructuras y modelos de vida antiguos. Los valores del pasado sufren un derrumbamiento espectacular. Parece como si nuestros padres y abuelos no hayan sabido hacer casi nada realmente constructivo y válido.
Pero, al mismo tiempo, no pocos adultos sufren y se angustian ante el momento presente, porque están plenamente convencidos de que «su» época fue la mejor…

José Antonio Pagola


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