lunes, 11 de julio de 2016

17-07-2016 - 16º domingo Tiempo ordinario (C)

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El pasado 2 de octubre, José Antonio Pagola nos visitó en la Parroquia de San Pedro Apóstol de la Iglesia de Sopela, dándonos la conferencia:
"Volver a Jesucristo. Iniciar la reacción". 
Pulsando aquí podréis disfrutar de ella.
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¡Volver a Jesucristo! Iniciar la reacción.
Video de la Conferencia de Jose Antonio Pagola. 

José Antonio Pagola: He recibido con satisfacción la resolución definitiva de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe sobre mi libro, Jesús.Aproximación histórica.

No dejes de visitar la nueva página de VÍDEOS DE LAS CONFERENCIAS DE JOSÉ ANTONIO PAGOLA .

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16º domingo Tiempo ordinario (C)


EVANGELIO

Marta lo recibió en casa. María escogió la parte mejor.

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
- Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
- Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.

Palabra de Dios.

HOMILIA

2015-2016 -
17 de julio de 2016

NECESARIO Y URGENTE

María ha escogido la mejor parte.

Mientras el grupo de discípulos sigue su camino, Jesús entra solo en una aldea y se dirige a una casa donde encuentra a dos hermanas a las que quiere mucho. La presencia de su amigo Jesús va a provocar en las mujeres dos reacciones muy diferentes.
María, seguramente la hermana más joven, lo deja todo y se queda «sentada a los pies del Señor». Su única preocupación es escucharle. El evangelista la describe con los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo: a los pies del Maestro, atenta a su voz, acogiendo su Palabra y alimentándose de su enseñanza.
La reacción de Marta es diferente. Desde que ha llegado Jesús, no hace sino desvivirse por acogerlo y atenderlo debidamente. Lucas la describe agobiada por múltiples ocupaciones. Desbordada por la situación y dolida con su hermana, expone su queja a Jesús: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Jesús no pierde la paz. Responde a Marta con un cariño grande, repitiendo despacio su nombre; luego, le hace ver que también a él le preocupa su agobio, pero ha de saber que escucharle a él es tan esencial y necesario que a ningún discípulo se le ha de dejar sin su Palabra «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán».
Jesús no critica el servicio de Marta. ¿Cómo lo va a hacer si él mismo está enseñando a todos con su ejemplo a vivir acogiendo, sirviendo y ayudando a los demás? Lo que critica es su modo de trabajar de manera nerviosa, bajo la presión de demasiadas ocupaciones.
Jesús no contrapone la vida activa y la contemplativa, ni la escucha fiel de su Palabra y el compromiso de vivir prácticamente su estilo de entrega a los demás. Alerta más bien del peligro de vivir absorbidos por un exceso de actividad, en agitación interior permanente, apagando en nosotros el Espíritu, contagiando nerviosismo y agobio más que paz y amor.
Apremiados por la disminución de fuerzas, nos estamos habituando a pedir a los cristianos más generosos toda clase de compromisos dentro y fuera de la Iglesia. Si, al mismo tiempo, no les ofrecemos espacios y momentos para conocer a Jesús, escuchar su Palabra y alimentarse de su Evangelio, corremos el riesgo de hacer crecer en la Iglesia la agitación y el nerviosismo, pero no su Espíritu y su paz. Nos podemos encontrar con unas comunidades animadas por funcionarios agobiados, pero no por testigos que irradian el aliento y vida de su Maestro.

José Antonio Pagola

HOMILIA

2012-2013 -
21 de julio de 2013

NADA HAY MAS NECESARIO

El episodio es algo sorprendente. Los discípulos que acompañan a Jesús han desaparecido de la escena. Lázaro, el hermano de Marta y María, está ausente. En la casa de la pequeña aldea de Betania, Jesús se encuentra a solas con dos mujeres que adoptan ante su llegada dos actitudes diferentes.
Marta, que sin duda es la hermana mayor, acoge a Jesús como ama de casa, y se pone totalmente a su servicio. Es natural. Según la mentalidad de la época, la dedicación a las faenas del hogar era tarea exclusiva de la mujer. María, por el contrario, la hermana más joven, se sienta a los pies de Jesús para escuchar su palabra. Su actitud es sorprendente pues está ocupando el lugar propio de un “discípulo” que solo correspondía a los varones.
En un momento determinado, Marta, absorbida por el trabajo y desbordada por el cansancio, se siente abandonada por su hermana e incomprendida por Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”. ¿Por qué no manda a su hermana que se dedique a las tareas propias de toda mujer y deje de ocupar el lugar reservado a los discípulos varones?
La respuesta de Jesús es de gran importancia. Lucas la redacta pensando probablemente en las desavenencias y pequeños conflictos que se producen en las primeras comunidades a la hora de fijar las diversas tareas: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán”.
En ningún momento critica Jesús a Marta su actitud de servicio, tarea fundamental en todo seguimiento a Jesús, pero le invita a no dejarse absorber por su trabajo hasta el punto de perder la paz. Y recuerda que la escucha de su Palabra ha de ser lo prioritario para todos, también para las mujeres, y no una especie de privilegio de los varones.
Es urgente hoy entender y organizar la comunidad cristiana como un lugar donde se cuida, antes de nada, la acogida del Evangelio en medio de la sociedad secular y plural de nuestros días. Nada hay más importante. Nada más necesario. Hemos de aprender a reunirnos mujeres y varones, creyentes y menos creyentes, en pequeños grupos para escuchar y compartir juntos las palabras de Jesús.
Esta escucha del Evangelio en pequeñas “células” puede ser hoy la “matriz” desde la que se vaya regenerando el tejido de nuestras parroquias en crisis. Si el pueblo sencillo conoce de primera mano el Evangelio de Jesús, lo disfruta y lo reclama a la jerarquía, nos arrastrará a todos hacia Jesús.

José Antonio Pagola

HOMILIA

2009-2010 – CON LOS OJOS FIJOS EN JESÚS
18 de julio de 2010

NECESARIO Y URGENTE

(Ver homilía del ciclo C - 2015-2016)

José Antonio Pagola

HOMILIA

2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
22 de julio de 2007

EL DERECHO A SENTARSE

María ha escogido la parte mejor.

Una vez más, Jesús se acerca a Betania, una aldea muy cercana a Jerusalén, a hospedarse en casa de unos hermanos a los que quiere mucho. Al parecer, lo hacía siempre que subía a la capital. En casa están sólo las mujeres. Las dos adoptan posturas diferentes. Marta se queja y Jesús pronuncia unas palabras que Lucas no quiere que se olviden en las comunidades cristianas.
Marta es la que «recibe» a Jesús y le ofrece su hospitalidad. A continuación se desvive en las múltiples tareas de ama de casa. Nada tiene de extraño. Es lo que le corresponde a la mujer en aquella sociedad. Ése es su sitio y su cometido: cocer el pan, cocinar, servir al varón, limpiarle los pies, estar al servicio de todos.
Mientras tanto, su hermana María permanece «sentada a los pies» de Jesús en actitud propia de una discípula que escucha atenta su palabra, concentrada en lo esencial. La escena es extraña pues la mujer no estaba autorizada a escuchar como discípula a los maestros de la ley.
Cuando Marta, desbordada por el trabajo, critica la indiferencia de Jesús y reclama ayuda, Jesús responde de manera sorprendente. Ningún varón judío hubiera hablado así.
Jesús no critica a Marta su acogida y su servicio. Al contrario le habla con simpatía repitiendo cariñosamente su nombre. No duda del valor y la importancia de lo que está haciendo. Pero no quiere ver a las mujeres absorbidas por las faenas de la casa: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
La mujer no ha de quedar reducida a las tareas del hogar. Tiene derecho a «sentarse» como los varones a escuchar la Palabra de Dios. Lo que está haciendo María responde a la voluntad de Dios. Jesús no quiere ver a las mujeres sólo trabajando. Las quiere ver «sentadas». Por eso las acoge en su grupo como discípulas en el mismo plano y con los mismos derechos que los varones.
Es mucho lo que nos falta en la Iglesia y en la sociedad para mirar y tratar a las mujeres como lo hacía Jesús. Considerarlas como trabajadoras al servicio del varón no responde a las exigencias de ese reino de Dios, que Jesús lo entendía como un espacio sin dominación masculina.

José Antonio Pagola

HOMILIA

2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
18 de julio de 2004

UNA COSA NECESARIA

María ha escogido la mejor parte.

Casi sin darnos cuenta, las actividades, preocupaciones y trabajos de cada día van modelando nuestra manera de vivir y de ser. Más aún. Si no somos capaces de vivir desde nuestro interior, los problemas y acontecimientos cotidianos tiran de nosotros y nos llevan de un lado para otro, sin otro horizonte que la preocupación de cada día. Por eso, es bueno que, al hacer el plan de vacaciones, sepamos escuchar las palabras de Jesús a aquella mujer tan activa y trabajadora: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas y sólo una es necesaria».
Agitados por tantas ocupaciones y preocupaciones, necesitamos obsequiarnos a nosotros mismos con el regalo del descanso y la vacación para sentirnos de nuevo vivos. Pero necesitamos, además, pararnos y encontrar el sosiego y silencio necesarios para recordar de nuevo «lo importante» de la vida.
Las vacaciones de este año tendrían para nosotros un contenido nuevo y enriquecedor si fuéramos capaces de responder, durante el descanso veraniego, a estas dos sencillas preguntas: ¿cuáles son las pequeñas cosas de la vida que la falta de sosiego, de silencio y de oración han agrandado indebidamente hasta llegar a agobiarme y matar en mí el gozo de vivir?, ¿cuáles son las cosas realmente grandes a las que he dedicado demasiado poco tiempo, vaciando y empobreciendo así lamentablemente mi vida diaria?
En el silencio y la paz del retiro podemos encontrarnos más fácilmente con nuestra propia verdad, pues volvemos a ver las cosas tal como son. Y, sobre todo, podemos encontrarnos con Dios y descubrir de nuevo en Él no sólo la fuerza para seguir luchando sino también el descanso verdadero y la fuente última de paz.
Recordemos la experiencia de «abandono en Dios» predicada con tanta hondura por el Maestro Eckhart y tan bellamente comentada por D. Solle: «No necesito aferrarme a mí, puesto que soy sostenido. No necesito cargar con el peso porque soy soportado. Puedo salir de mí mismo y entregarme».
Cuando somos capaces de encontrar en Dios nuestro descanso y sanar desde Él nuestra existencia, la vacación se convierte en una gracia. Tal vez, una de las mayores gracias que podemos recibir en medio de nuestra vida tan agitada y nerviosa.

José Antonio Pagola

HOMILIA

2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
22 de julio de 2001

¿MÍSTICA O MISTIFICACIÓN?

Ha escogido la parte mejor.

No es siempre fácil valorar lo que representa la New Age en la historia de la religiosidad. Se trata todavía de un fenómeno vago y difuso, y por otra parte, nos falta perspectiva para constatar sus resultados. En cualquier caso, cada vez será más necesario un esfuerzo de discernimiento para saber si nos encontramos ante una mística enriquecedora o una mistificación regresiva.
La New Age ha supuesto, entre otras cosas, la atención y el aprecio de las llamadas «energías», un ámbito desconocido para la cultura cristiana y para la medicina o psicología occidental. Entre nosotros no se ha contemplado el mundo de las «auras», los «chakras» o la irradiación de los cuerpos. La incorporación de este tipo de conocimientos puede significar un avance en el conocimiento de lo real pero no hay que minusvalorar un grave riesgo: reducirlo todo a técnicas de equilibrio y bienestar interior sin comprometerse en una transformación o conversión de la persona.
Otro rasgo de la nueva religiosidad es la sacralización de la experiencia personal: ella es el criterio último para verificar lo auténtico y verdadero. La fuente de verdad está en el interior de la persona, en la cualidad y la calidad de las experiencias llamadas «espirituales». Se comprende esta reacción frente a ciertos dogmatismos y racionalizaciones de las religiones tradicionales, pero ¿qué será de una religión cuya verdad no pueda ser verificada por las obras, la solidaridad, la entrega generosa, la lucha por la justicia o el amor al débil?
En los nuevos planteamientos religiosos se busca la plenitud humana y divina, pero ¿qué hay detrás de un lenguaje tan atractivo para bastantes? ¿hacia dónde conduce la religiosidad de la New Age? ¿hacia la solidaridad fraterna o hacia una «espiritualidad anestesiada» que busca el propio bienestar y se desentiende del sufrimiento de los demás?
La nueva religiosidad encierra el riesgo de convertirse en «un consumismo de novedades que no transforman a la persona, sino que simplemente la entretienen» (J. Melloni). Para los cristianos, uno de los criterios más importantes de toda vida religiosa es la apertura a Dios y la acogida fiel de su Palabra transformadora. En el relato evangélico, Jesús alaba y reafirma la actitud de María que sabe escuchar con atención el mensaje del Enviado de Dios. Ha escogido «la parte mejor», la única «necesaria» para vivir sinceramente ante Dios.

José Antonio Pagola

HOMILIA

1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
19 de julio de 1998

PREPARAR LAS VACACIONES

María ha escogido la mejor parte.

Se dice que vivimos en la “civilización del ocio”. No sé si es realmente así. Lo cierto es que, al llegar las vacaciones, todo el mundo trata de buscar en unos días “algo” que parece escapársele el resto del año. ¿Qué exactamente? ¿Libertad? ¿Disfrute? ¿Distensión? No es fácil decirlo, pero la ilusión se renueva cada año.
Antes que nada, las vacaciones son “tiempo libre”. Un tiempo en que las personas pueden liberarse de la rigidez de los horarios, la monotonía del trabajo o la tensión de las diferentes responsabilidades. Parece que nuestra vida ordinaria no es “tiempo libre”, sino “trabajo forzado” del que necesitamos liberarnos.
La cosa no es de ahora. Ya en la antigüedad clásica, los romanos llamaban “negotium” (nec-otium) a lo que no es ocio, dando a entender que lo propiamente humano no es el trabajo, sino el ocio, es decir, las actividades a las que un individuo puede dedicarse voluntariamente para descansar, divertirse, jugar o desarrollar sus aficiones personales.
Por eso, para conocer a una persona, lo más importante no es, por lo general, saber el trabajo que realiza, sino observar en que emplea su tiempo libre y a qué se dedica en vacaciones. Es en ese resquicio de su vida donde, tal vez, se atisban los signos más claros de sus aspiraciones y preferencias más hondas.
Deberíamos preparar con más cuidado las vacaciones. Es un error interrumpir sin más nuestras actividades y dedicarnos a “matar el tiempo”. Es cierto que las vacaciones han de ser distensión y descanso. Pero la persona que, liberada de su trabajo, no sabe que hacer con su vida, ¿no es un pequeño fracaso?, ¿dónde están su iniciativa, su creatividad o sus ideales?
Preparar las vacaciones no significa sólo elegir con acierto el lugar de descanso, cuidar los detalles de un viaje o seleccionar bien la lectura o la música para el verano. Cada uno ha de ser su propio “guía” de vacaciones y buscar lo que hará de su ocio una experiencia saludable.
Uno necesitará tal vez cultivar y ahondar más ese amor o esa amistad tan maltratada o poco cuidada a lo largo del año. Otro sentirá la llamada a una vida más sana, más en contacto con la naturaleza y el entorno. Alguno necesitará escucharse a sí mismo y a Dios para recuperar la paz y la dignidad interior. Dice el psicólogo clínico H. Cancio que “cuando el alma está fatal, el cuerpo también lo está”.
Es significativa la escena evangélica. Jesús está descansando en casa de unas amigas. María le escucha sentada a sus pies. Marta se agita en mil faenas. Jesús le dice así: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor.” Podemos hacer muchas cosas en vacaciones, ¿sabremos escoger la parte mejor?

José Antonio Pagola

HOMILIA

1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
23 de julio de 1995

MAGISTERIO INTERIOR

Sólo una cosa es necesaria.

Mientras la jerarquía católica insiste fuertemente en la necesidad del «magisterio eclesiástico» para instruir y dirigir a los fieles, sectores importantes de cristianos orientan hoy su vida sin tener en cuenta las directrices jerárquicas. ¿Hacia dónde puede conducir este fenómeno? La cuestión inquieta cada vez más a los teólogos.
Algunos de éstos creen necesario recuperar la conciencia del «magisterio interior» tan olvidado durante siglos entre los cristianos. Se viene a decir esto: de poco sirve insistir en el «magisterio jerárquico» si los creyentes -todos, jerarquía y fieles- no escuchan la voz de Cristo «maestro interior», que sigue instruyendo a través de su Espíritu a quienes, de verdad, quieren seguirlo.
La idea de Cristo, «maestro interior», arranca de las mismas palabras de Jesús: «No llaméis a nadie maestro porque uno es vuestro maestro: Cristo» (Mt 23, 10). Pero ha sido, sobre todo, san Agustín quien lo ha introducido en la teología reivindicando con fuerza su importancia: «Tenemos un solo maestro. Y, bajo él, somos todos condiscípulos. No nos constituimos en maestros por el hecho de hablaros desde un pálpito. El verdadero Maestro habla desde dentro. »
La teología contemporánea vuelve a insistir en esta verdad demasiado olvidada por todos, jerarquía y fieles: las palabras que se hablan en la Iglesia sólo han de servir de guía e invitación para que cada creyente escuche dentro de sí la voz de Cristo. Esto es lo decisivo. Sólo cuando uno «aprende» del mismo Cristo, se produce «algo nuevo» en su vida de creyente.
Esto trae consigo diversas exigencias. Antes que nada, para quienes hablan con autoridad dentro de la Iglesia. No son los propietarios de la fe ni de la moral cristiana. Su misión no es enjuiciar y condenar a las personas. Menos aún, «echar fardos pesados e insoportables» a los demás. No son maestros de nadie. Son discípulos que han de vivir «aprendiendo» de Cristo. Sólo entonces podrán ayudar a otros a «dejarse enseñar» por él. Así interpela san Agustín a los predicadores: «¿Por qué gustas tanto de hablar y tan poco de escuchar?... El que enseña de verdad está dentro; en cambio, cuando tú tratas de enseñar, te sales de ti mismo y andas por fuera. Escucha primero al que habla por dentro, y, desde dentro, habla después a los de fuera. »
Por otra parte, todos hemos de recordar que lo importante, al oír la palabra del magisterio, es sentirnos invitados a volvernos hacia dentro y escuchar la voz del único Maestro. Nos lo recuerda también san Agustín: «No andes por fuera. No te desparrames. Adéntrate en tu intimidad. La verdad reside en el hombre interior. » Es aleccionadora la escena en que Jesús alaba la actitud de María que, «sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra». Las palabras de Jesús son claras: «Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la parte mejor. »

José Antonio Pagola

HOMILIA

1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
19 de julio de 1992

GRAVE NEUROSIS

Sólo una cosa es necesaria.

Hay personas que consideran la vida interior como algo perfectamente inútil y superfluo. En realidad, ni siquiera saben de qué se trata. Son personas que organizan su vida sólo desde el exterior. Casi todo lo que hacen tienen como objetivo alimentar su personalidad más externa y superficial. Nunca ahondan en su interior.
Si les preguntáis: “¿Quién eres tú?, os dirán su nombre y sus apellidos, dónde viven , en qué trabajan, cuántos años tienen. Si profundizáis más y preguntáis “¿cuál es tu carácter?”, bastantes no sabrán ya responder con cierta seguridad, pues no se conocen a sí mismos. Si preguntáis “¿quién eres tú en lo más hondo de ti mismo?, ¿qué buscas?”, la mayoría se quedarán probablemente.
Muchos hombres y mujeres de hoy no saben lo que es estar en contacto con lo que el gran místico Ruysbroeck llamaba “el fondo” de la persona. No saben cuidar su vida interior.
Se esfuerzan por mejorar su nivel de vida, su apariencia física o su estado anímico. Cuidan el aspecto exterior, pero apenas parecen tener tiempo para pensar en el interior de su casa. Viven como “inquietos y nerviosos por muchas cosas” pero olvidan algo absolutamente necesario al ser humano: su apertura interior a Dios. El hombre contemporáneo ha olvidado con demasiada ligereza que el deseo de Dios vive siempre en lo más hondo de su ser y no puede ser satisfecho con cualquier sustitutivo.
Freud y sus seguidores nos han familiarizado con diversas neurosis, provocadas, con frecuencia, por la represión de los diversos instintos, pero no son las únicas.
El sueco W. Stinissen ha hablado de “una neurosis fundamental” del hombre contemporáneo, que tiene su origen en la “represión de Dios”. Según él, se trata de “una neurosis más profunda, que resulta de la pérdida de contacto, por parte del hombre, con el nivel trascendente de su ser, y que le precipita en un abismo de absurdo y soledad”.
Ninguna terapia sicológica puede curar esta “neurosis fundamental”, pues está causada por el hecho de encontrarnos fuera de nuestro ser auténtico. Podremos lograr que nuestra vida sea más agradable en un aspecto u otro, pero el problema más profundo no habrá sido resuelto. San Agustín lo expresó hace mucho tiempo en frase bien conocida: “Nos has hecho para ti y nuestro corazón no descansará hasta que descanse en ti”.

José Antonio Pagola

HOMILIA

1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
23 de julio de 1989

LA VACACIÓN

Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas.

Casi sin darnos cuenta, las actividades, preocupaciones y trabajos de cada día van modelando nuestra manera de vivir y de ser.
Más aún. Si no somos capaces de vivir desde nuestro interior, los problemas y acontecimientos cotidianos tiran de nosotros y nos llevan de un lado para otro, sin otro horizonte que la preocupación de cada día.
Por eso, es bueno que, al hacer el plan de vacaciones, sepamos escuchar las palabras de Jesús a aquella mujer tan activa y trabajadora: “Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas y sólo una es necesaria”.
Agitados por tantas ocupaciones y preocupaciones, necesitamos obsequiarnos a nosotros mismos con el regalo del descanso y la vacación para sentirnos de nuevo vivos. Pero necesitamos, además, pararnos y encontrar el sosiego y silencio necesarios para recordar de nuevo “lo importante” de la vida.
Las vacaciones de este año tendrían para nosotros un contenido nuevo y enriquecedor si fuéramos capaces de responder, durante el descanso veraniego, a estas dos sencillas preguntas:
¿Cuáles son las pequeñas cosas de la vida que la falta de sosiego, de silencio y de oración han agrandado indebidamente hasta llegar a agobiarme y matar en mí el gozo de vivir?
¿Cuáles son las cosas realmente grandes a las que he dedicado demasiado poco tiempo, vaciando y empobreciendo así lamentablemente mi vida diaria?
En el silencio y la paz del retiro podemos encontrarnos más fácilmente con nuestra propia verdad, pues volvemos a ver las cosas tal como son.
Y, sobre todo, podemos encontrarnos con Dios y descubrir de nuevo en El no sólo la fuerza para seguir luchando sino también el descanso verdadero y la fuente última de paz.
Recordemos la experiencia de “abandono en Dios” predicada con tanta hondura por el Maestro Eckhart y tan bellamente comentada por D. Solle: “No necesito aferrarme a mí, puesto que soy sostenido. No necesito cargar con el peso porque soy soportado. Puedo salir de mí mismo y entregarme”.
Cuando somos capaces de encontrar en Dios nuestro descanso y sanar desde El nuestra existencia, la vacación se convierte en una gracia. Tal vez, una de las mayores gracias que podemos recibir en medio de nuestra vida tan agitada y nerviosa.

José Antonio Pagola

HOMILIA

1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
20 de julio de 1986

UNA COSA NECESARIA

María ha escogido la mejor parte.

Ha llegado el verano. Y con el verano, las vacaciones. La inmensa mayoría interrumpirá su trabajo, se liberará de la esclavitud diaria de una ocupación forzada e iniciará un modo de vida diferente.
Pero, ¿qué es este tiempo libre? ¿en qué se ocupa? ¿es verdaderamente libre? ¿qué es descansar? ¿cómo puede descansar y renovarse una persona?
Son preguntas que pocos se plantearán mientras meten el bañador en la maleta o echan el último vistazo al mapa de carreteras.
Para muchos, lo importante es huir. Escapar de esa cotidianeidad que agobia, aburre y asfixia. Consolarse de la vida anodina y penosa de cada día.
Otros vivirán «comprando» diversión y «consumiendo», de manera incontenible, playas, paisajes, restaurantes y festejos de todas clases.
No es extraño que ciertos «descansos» terminen agotando a bastantes y que este tiempo libre haga a muchos más esclavos aún de la trivialidad y más prisioneros de la superficialidad y el consumismo.
Cuánto bien podrían hacernos a todos las palabras de Jesús alabando la actitud de escucha de María, sentada serenamente a sus pies. Son palabras que nos deben hacer pensar: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte».
El hombre actual necesita aprender el arte de escuchar. Necesitamos hacer silencio, curarnos de tanta prisa, detenernos despacio en nuestro interior, sincerarnos con nosotros mismos, sentir la vida a nuestro alrededor, sintonizar con las personas, escuchar la llamada silenciosa de Dios.
No se trata de buscar el silencio por el silencio, sino de reencontrarnos a nosotros mismos, enraizarnos más sinceramente en nuestro ser, y, sobre todo, escuchar al que es la fuente de la vida.
Dedicar un tiempo de nuestras vacaciones a estar sencillamente en silencio, a la escucha de nuestra pobre vida y a la escucha de la ternura de Dios, puede resultar insoportable al comienzo, pero puede ser una experiencia de renacimiento gozoso.
Con frecuencia, nuestra oración está tan llena de nuestras peticiones, preocupaciones e intereses, que nos resulta difícil encontrarnos con el Dios vivo.
Y, sin embargo, lo que cambia el corazón del hombre y lo renueva es la comunicación con ese Dios Viviente. Descubrir en lo más profundo de mí, allí donde yo estoy solo y donde ningún otro puede penetrar la paz, la reconciliación y la ternura de ese Dios que me ama tal como soy.

José Antonio Pagola

HOMILIA

1982-1983 – APRENDER A VIVIR
17 de julio de 1983

JESÚS ANTE LA MUJER

Andas inquieta y nerviosa con muchas cosas.

Nuestra sociedad actual, sacudida por corrientes feministas cada vez más fuertes, apenas sospecha el carácter verdaderamente revolucionario del comportamiento de Jesús ante la mujer, atentando escandalosamente contra las costumbres más venerables de aquella sociedad.
La situación de la mujer era realmente lamentable. Sin verdadera personalidad jurídica, esclava de su propio esposo, ignorante de la ley, sin acceso a la cultura y la vida pública, sospechosa constantemente de impureza ritual, discriminada religiosa y socialmente, sufría una marginación intolerable.
Es significativa la oración que R. Jehuda recomendaba a todos los varones recitar diariamente: “Bendito seas Dios porque no me has creado pagano, mujer ni ignorante” (!).
La mujer es valorada únicamente como objeto de placer para el esposo, instrumento de fecundidad para la familia y servicio para las faenas del hogar.
La actuación de Jesús en aquel contexto social fue una buena noticia para la mujer.
Rompiendo los prejuicios y costumbres anteriores de mantener a la mujer al margen de las Escrituras, Jesús las acepta entre sus discípulos y seguidores, en una actitud nueva e inaudita para un rabino judío.
Oponiéndose a todas las escuelas rabínicas de la época, defiende a la mujer en el matrimonio, condenando la poligamia y el repudio decidido exclusivamente por el varón.
Pero sobre todo, Jesús destruye la falsa concepción de la mujer vigente en aquella sociedad.
En primer lugar, rechaza una visión que reduzca a la mujer a “mero objeto sexual”, pidiendo para ella un respeto absoluto. “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio en su corazón”.
Jesús rechaza también la valoración de la mujer sólo como instrumento de fecundidad. Cuando una mujer sencilla alaba a su madre, reduciendo toda la grandeza de la mujer a un vientre fecundo y unos pechos para alimentar a los hijos, Jesús la corrige diciendo que más importante aún que la maternidad es que la mujer sepa escuchar la palabra de Dios y orientar su vida conforme a ella.
El relato evangélico de hoy nos recuerda otra escena significativa. Marta recrimina a su hermana porque no se preocupa de los trabajos del hogar. Jesús responde con estas palabras: “Marta, Marta, te afanas y preocupas por muchas cosas y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena que no le será quitada”.
La mujer no debe quedar reducida a la esclavitud de las faenas caseras. Hay algo mejor a lo que tiene derecho. Escuchar la palabra de Dios y vivirla.

José Antonio Pagola

HOMILIA

No basta

Hay cansancios típicos en la sociedad actual que no se curan con las vacaciones. No desaparecen por el mero hecho de irnos a descansar unos días. La razón es sencilla. Las vacaciones pueden ayudar a rehacernos un poco, pero no pueden darnos el descanso interior, la paz del corazón y la tranquilidad de espíritu que necesitamos.
Hay un primer cansancio que proviene de un activismo agotador. No respetamos los ritmos naturales de la vida. Hacemos cada vez más cosas en menos tiempo. De un día queremos sacar dos. Vivimos acelerados, en desgaste permanente, deshaciéndonos cada día un poco más. Ya llegarán las vacaciones para «cargar pilas».
Es un error. Las vacaciones no sirven para resolver este cansancio. No basta «desconectar» de todo. A la vuelta de vacaciones todo seguirá igual. Lo que necesitamos es no acelerar más nuestra vida, imponernos un ritmo más humano, dejar de hacer algunas cosas, vivir más despacio y de manera más descansada.
Hay otro tipo de cansancio que nace de la saturación. Vivimos un exceso de  actividades, relaciones, citas, encuentros, comidas. Por otra parte, el contestador automático, el móvil,  el ordenador, el correo electrónico facilitan nuestro trabajo, pero introducen en nuestra vida una saturación. Estamos en todas partes, siempre localizables, siempre «conectados». Ya llegarán las vacaciones para «desaparecer»,  y «perdernos».
Es un error. Lo que necesitamos es aprender a «ordenar» nuestra vida:  elegir lo importante, relativizar lo accidental, dedicar más tiempo a lo que nos da paz interior y sosiego.
Hay también un cansancio difuso, difícil de precisar. Vivimos cansados de nosotros mismos, hartos de nuestra mediocridad, sin encontrar lo que desde el fondo anhela nuestro corazón. ¿Cómo nos van a curar unas vacaciones? No es superfluo escuchar las palabras de Jesús a Marta: «Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas, pero sólo una es necesaria». Su hermana María la ha encontrado sentada a los pies de Jesús.

José Antonio Pagola




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Para ver videos de las Conferencias de José Antonio Pagola
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