Homilias de José Antonio Pagola
Para leer, compartir, bajarse o imprimir las homilias de José Antonio Pagola del domingo haz "clic" sobre el título del domingo, o haz "clic" sobre Ciclo A, Ciclo B o Ciclo C, en el menú superior para leer las homilias de cada ciclo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
25 de julio de 2012
Santiago, apóstol (B)
EVANGELIO
Mi cáliz lo beberéis.
+ Lectura del santo
evangelio según san Mateo 20,20-28
En aquel tiempo, se acercó a
Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una
petición. Él le preguntó:
- ¿Qué deseas?
Ella contestó:
- Ordena que estos dos hijos
míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Pero Jesús replicó:
- No sabéis lo que pedís. ¿Sois
capaces de beber el cáliz que yo he de beber?
Contestaron:
- Lo somos.
Él les dijo:
- Mi cáliz lo beberéis; pero el
puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para
aquéllos para quienes lo tiene reservado mi Padre.
Los otros diez, que lo habían
oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les
dijo:
- Sabéis que los jefes de los
pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre
vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y
el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no
ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por
muchos.
Palabra de Dios.
HOMILIA
2011-2012 -
Fecha
Título
---
José Antonio Pagola
HOMILIA
PEREGRINAR
Mi cáliz
sí lo beberéis.
En pocos años ha crecido de
manera insospechada el número de gentes, sobre todo jóvenes, que recorren “el
camino de Santiago”. No es fácil saber a qué se debe exactamente tal atracción.
Peregrinar es mucho más que hacer deporte o vivir una aventura. Mucho más que
emprender un viaje turístico o recorrer una ruta cultural. ¿Qué buscan quienes
se ponen en camino hacia Santiago?
El camino ha sido desde muy
antiguo un símbolo empleado para significar la vida humana. Vivir es caminar,
dar pasos, marchar hacia el futuro. Lo dijo de forma bella Jorge Manrique en
sus famosas Coplas:
“Partimos cuando nacemos andamos
mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos así que cuando morimos
descansamos”.
Quien peregrina largas horas
fácilmente comienza a repensar su vida de peregrino por esta tierra.
El camino es siempre marcha hacia
adelante: ¿hacia dónde? El peregrino se pone en camino por algo: ¿qué le anima
a emprender la marcha? Sin meta no hay camino sino un ir de una parte a otra
vagando sin sentido. Sólo la meta convierte el recorrido en camino. Sólo la
meta da sentido a los esfuerzos de cada día. La pregunta es inevitable: ¿cuál
es la meta de la vida?, ¿hacia dónde hemos de encaminar nuestros pasos?
Siempre se emprende el camino con
esperanza y cierto temor, con confianza y con incertidumbre. Es necesario andar
el camino acertado, no extraviarse, no seguir caminos equivocados. Así sucede
también en la vida. Hemos de encontrar nuestro propio camino: ¿qué quiero hacer
con mi vida?, ¿a qué quiero dedicarla? La grandeza de una persona se mide por
la meta a que aspira y por el ideal que moviliza sus esfuerzos. Sólo cuando
sigue su vocación personal, sale el joven de la indefinición y del gregarismo.
Con el paso de los días, la
peregrinación se va convirtiendo en escuela que permite ahondar en lo esencial
de la vida. El cansancio, la marcha en silencio, la perseverancia en el
esfuerzo van conduciendo al peregrino hacia el fondo de su corazón. Es entonces
cuando pueden brotar las preguntas esenciales: ¿No es Dios la meta última del
ser humano? ¿No es la vida un peregrinar hacia nuestra patria verdadera? ¿No es
Cristo el camino que hemos de seguir para encontrarnos con el Padre?
La llegada a Santiago, el
encuentro con el apóstol testigo del Señor, la acción de gracias a Dios, la
súplica callada, la reconciliación sacramental y la participación en la
eucaristía puede culminar una experiencia religiosa renovadora como pocas.
José Antonio Pagola
HOMILIA
GRAVE
MALENTENDIDO
El que
quiera ser grande, que sea servidor.
La escena nos es conocida. Una
madre que movida por un amor apasionado a sus hijos, se acerca a Jesús pidiendo
para Santiago y Juan los puestos de más honor y poder. Y la reacción inmediata
de Jesús que trata de aclarar un grave malentendido: “No sabéis lo que pedís”.
Y es que el discípulo de Jesús es
exactamente lo contrario de un hombre que busca poder y honor. El seguimiento a
Jesús es el reverso del triunfalismo.
El cristianismo debe saber que
sólo hay un camino para ser grande al estilo de Jesús. Y este camino no es el
dominar, tiranizar y oprimir a los más débiles. Al contrario, es el camino
humilde de quien sabe vivir en el servicio desinteresado a los demás.
El discípulo de Jesús debe saber
que su grandeza no está en destruir y exterminar a sus enemigos, sino en saber
sufrir e incluso morir como el Maestro, por fidelidad al Dios del amor.
Los malentendidos no han
desaparecido. Curiosamente y por una de esas paradojas que suceden en la
historia, se ha querido hacer de Santiago, el discípulo invitado por Jesús al
servicio y al martirio, una especie de guerrero mitológico y poderoso,
encargado de salvar a la patria contra sus enemigos, sirviéndose de un poder
sobrenatural destinado a exterminar a los adversarios.
Digámoslo con claridad y firmeza.
Hacer del apóstol Santiago un héroe al servicio de la espada y de la guerra es
distorsionar gravemente lo que es un discípulo de Jesús.
Distorsión que puede explicarse
en otras épocas y en otro contexto condicionado por formas de religiosidad más
aberrantes. Pero, cuya utilización hoy no obedecería sino a intenciones muy
alejadas del espíritu del evangelio predicado por el mismo apóstol.
Los cristianos tenemos que ir
purificando nuestra religión de todo aquello que la falsea, la distorsiona y
convierte nuestro cristianismo en caricatura del evangelio querido por Jesús.
No debemos caer ya en la
tentación de mezclar lo político y lo religioso, para alimentar el triunfalismo
que poco tiene que ver con lo que es la fe cristiana.
Y no creamos que es una tentación
que acecha siempre a otros. Todos los pueblos corren el riesgo de manipular
interesadamente la religión, Entonces, la comunidad cristiana llamada a ser
comunidad de perdón, de fraternidad, de apertura y servicio a todos, puede
degenerar en formas diversas de nacional-catolicismo que se alejan radicalmente
de lo que debe ser una comunidad creyente.
José Antonio Pagola
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La publicación de los comentarios requerirán la aceptación del administrador del blog.