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26 de septiembre de 2010
Homilias de José Antonio Pagola
26º Tiempo ordinario (C)
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EVANGELIO
Recibiste tus bienes, y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces
Lectura del santo evangelio según san Lucas 16,19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
- Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle la llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó:
- Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.
Pero Abrahán le contestó:
- Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.
El rico insistió:
- Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.
Abrahán le dice:
- Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen.
El rico contestó:
- No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.
Abrahán le dijo:
- Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.
HOMILIA
2009-2010 -
26 de septiembre de 2010
NO IGNORAR AL QUE SUFRE
El contraste entre los dos protagonistas de la parábola es trágico. El rico se viste de púrpura y de lino. Toda su vida es lujo y ostentación. Sólo piensa en «banquetear espléndidamente cada día». Este rico no tiene nombre pues no tiene identidad. No es nadie. Su vida vacía de compasión es un fracaso. No se puede vivir sólo para banquetear.
Echado en el portal de su mansión yace un mendigo hambriento, cubierto de llagas. Nadie le ayuda. Sólo unos perros se le acercan a lamer sus heridas. No posee nada, pero tiene un nombre portador de esperanza. Se llama «Lázaro» o «Eliezer», que significa «Mi Dios es ayuda».
Su suerte cambia radicalmente en el momento de la muerte. El rico es enterrado, seguramente con toda solemnidad, pero es llevado al «Hades» o «reino de los muertos». También muere Lázaro. Nada se dice de rito funerario alguno, pero «los ángeles lo llevan al seno de Abrahán». Con imágenes populares de su tiempo, Jesús recuerda que Dios tiene la última palabra sobre ricos y pobres…
José Antonio Pagola
HOMILIA
2006-2007 – HACERNOS DISCÍPULOS DE JESÚS
30 de septiembre de 2007
NOSOTROS SOMOS EL OBSTÁCULO
Un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal.
La parábola parece narrada para nosotros. Jesús habla de un rico poderoso. Sus vestidos de púrpura y lino indican lujo y ostentación. Su vida es una fiesta continua. Sin duda, pertenece a ese sector privilegiado que vive en Tiberíades, Séforis o Jerusalén. Son los que poseen riqueza, tienen poder y disfrutan de una vida fastuosa.
Muy cerca, echado junto a la puerta de su mansión está un mendigo. No está cubierto de lino y púrpura, sino de llagas repugnantes. No sabe lo que es festín. No le dan ni de lo que tiran de la mesa del rico. Sólo los perros callejeros se le acercan a lamerle las llagas. No posee nada, excepto un nombre, Lázaro…
José Antonio Pagola
HOMILIA
2003-2004 – A QUIÉN IREMOS
26 de septiembre de 2004
ACERCARSE
Un mendigo llamado Lázaro.
El pobre Lázaro está allí mismo, muriéndose de hambre «junto a su puerta», pero el rico evita todo contacto y sigue viviendo «espléndidamente» ajeno a su sufrimiento. No atraviesa esa «puerta» que le acercaría al mendigo. Al final descubre horrorizado que se ha abierto entre ellos un «inmenso abismo». Esta parábola es la crítica más implacable de Jesús a la indiferencia ante el sufrimiento del otro.
Junto a nosotros hay cada vez más inmigrantes. No son «personajes» de una parábola. Son hombres de carne y hueso. Están aquí con sus angustias, necesidades y esperanzas. Sirven en nuestras casas, caminan por nuestras calles. ¿Estamos aprendiendo a acogerlos o seguimos viviendo nuestro pequeño bienestar, indiferentes al sufrimiento de quienes nos resultan extraños? Esta indiferencia sólo se disuelve dando pasos que nos acerquen a ellos.
Tal vez, podemos comenzar por aprovechar cualquier ocasión para tratar con alguno de ellos …
José Antonio Pagola
HOMILIA
2000-2001 – BUSCAR LAS RAÍCES
30 de septiembre de 2001
Título
(No se encuentra)
José Antonio Pagola
HOMILIA
1997-1998 – UN CAMINO DIFERENTE
27 de septiembre de 1998
¿DEUDA ETERNA?
Nadie se lo daba.
La parábola de Jesús describiendo la crueldad de un rico que banquetea espléndidamente cada día sin hacer caso del pobre Lázaro que junto a él se muere de hambre, no es una «exageración oriental», sino algo que está sucediendo ahora mismo en nuestro planeta.
La deuda externa que pesa sobre los países pobres es, en estos momentos, la manifestación más dramática de la impiedad —¿por qué emplear términos más suaves?— de los países ricos del Norte hacia quienes se hunden cada vez más en la miseria.
La situación es catastrófica. El endeudamiento va aumentando trágicamente, mientras la ayuda oficial a los países en desarrollo disminuye….
José Antonio Pagola
HOMILIA
1994-1995 – VIVIR DESPIERTOS
1 de octubre de 1995
Título
(No se encuentra)
José Antonio Pagola
HOMILIA
1991-1992 – SIN PERDER LA DIRECCIÓN
27 de septiembre de 1992
NO INTERESAN
… nadie se lo daba
No interesan apenas a nadie. No entran en la lista de reivindicaciones de ningún grupo político o colectivo social importante. Son los últimos de nuestra sociedad, los más rechazados y marginados. Ahí están sufriendo en las cárceles y centros penitenciarios. Pero nosotros preferimos ignorarlos.
Muchos de ellos arrastran tras de sí una historia desgarrada. No han conocido el calor de un hogar ni la seguridad de un trabajo. Sumergidos muy pronto en el mundo de la droga o la delincuencia, hoy se encuentran atrapados en un proceso de autodestrucción que no parece tener salida.
Es difícil olvidar sus rostros deteriorados por la enfermedad y el aislamiento. En torno al 70% son toxicómanos. Un 40% están afectados por el SIDA….
José Antonio Pagola
HOMILIA
1988-1989 – CONSTRUIR SOBRE LA ROCA
1 de octubre de 1989
UN GESTO QUE HACE PENSAR
Nadie se lo daba
La parábola de Jesús describiéndonos la crueldad de aquel hombre que banquetea espléndidamente cada día, sin acercarse al mendigo Lázaro tirado junto al portal de su propia casa, no es “una exageración oriental» sino algo que puede estar sucediendo hoy entre nosotros.
Casi sin darnos cuenta, nos estamos habituando a la tragedia que viven junto a nosotros tantas familias víctimas del paro y la inseguridad laboral.
Nos estamos acostumbrando a vivir tranquilamente nuestra vida sin escuchar la ansiedad y frustración de tantos hombres y mujeres a los que el paro ha roto todos sus proyectos y ha hundido en el desaliento y la desesperanza….
José Antonio Pagola
HOMILIA
1985-1986 – BUENAS NOTICIAS
28 de septiembre de 1986
NUEVO CLASISMO
banqueteaba espléndidamente...
Conocemos la parábola. Un rico despreocupado que «banquetea espléndidamente», ajeno al sufrimiento de los demás y un pobre mendigo a quien «nadie daba nada».
Dos hombres distanciados por un abismo de egoísmo e insolidaridad que, según Jesús, puede hacerse definitivo, por toda la eternidad.
Adentrémonos un poco en el pensamiento de Jesús. El rico de la parábola no es descrito como un explotador que oprime sin escrúpulos a sus siervos. No es ése su pecado. El rico es condenado sencillamente porque disfruta despreocupadamente de su riqueza sin acercarse a la necesidad del pobre Lázaro.
Esta es la convicción profunda de Jesús. La riqueza en cuanto «apropiación excluyente de la abundancia», no hace crecer al hombre…
José Antonio Pagola
HOMILIA
1982-1983 – APRENDER A VIVIR
25 de septiembre de 1983
CLASISMO
Había un hombre rico...
y un mendigo llamado Lázaro.
Jesús ha visto con lucidez que uno de los obstáculos más graves para que se imponga entre los hombres una verdadera fraternidad es el afán de posesión que se apodera del hombre.
La conocida parábola del pobre Lázaro y del rico sin entrañas es quizás la que más dramáticamente nos describe la tragedia amarga que se repite generación tras generación en la historia de la humanidad.
Para el hombre que no conoce la necesidad, la vida es una fiesta regocijada, un espléndido banquete. Parece como si la seguridad económica pudiera ofrecerle todo lo que necesita: bienestar, poder, tranquilidad, felicidad.
Y, sin embargo, precisamente esa seguridad y disfrute despreocupado de sus bienes es lo que deshumaniza profundamente al rico y lo vuelve ciego…
José Antonio Pagola
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